20 oct 2012

Vida

Creo que soy lo que elegí. Intento ser lo que mi mente me dice, y aunque fallo, se que alcanzo mi objetivo diariamente.  Entendí que la belleza no es una cartera, ni un par de zapatos, y aunque pocos aprecian el interior de las personas, yo se que mi cerebro vale más que mi calzado. No solo mi cerebro, también tengo un alma y muchos recuerdos, los cuales conservo en un ropero viejo, del que no quiero separarme  pues me recuerda mis errores y me cuida del futuro. Si me levanto de cada tropiezo, es porque vivo caminando. No espero más el consuelo de nadie, porque mis heridas son el consuelo de muchos y entonces yo me vivo de mis propios sentimientos, y en cada lagrima vuelo más alto. ¿Porque necesito ir más profundo para llegar más alto? No me pregunten, solo soy una chica.
 Se que mi vida se torna rutinaria y quien dice, hasta aburrida. Pero la magia de mis días se encuentra en las pequeñas cosas, muchas nubes quieren tapar mi cielo, pero lamento informarles que es imposible cuando el sol está puesto ahí por mí. Me cansé de desangrarme en mi cama, de secarme hasta no tener siquiera saliva. Por eso es que hoy me levanto todos los días con la fuerza necesaria para mostrarme a mi misma que soy capaz de enfrentar cuanto viento pase por estos pastos, que no me tumba ni siquiera una ráfaga  porque soy fuerte y me escudo en lo que tengo, porque lo cuido, porque está firme. Estuve un tiempo en la lona, pero ahora estoy en la cima, y no pienso bajarme. Voy a mantenerme en pie, hasta que la vida me haga dejar de latir el corazón. 

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