Más conozco a las personas, más quisiera parecerme a mis perros, sobre todo por su actitud de máxima relajación y sencilla entrega. Siempre despreocupados, y yo en tensión porque hay cosas que no entiendo o no quiero aceptar. Cuando estoy tan insoportable como hoy, en que todo me cae mal y todo pareciera salir mal, quiero acostarme con ellos y derrumbar hasta el impulsivo rechazo que me produce su olor a mugre.
¡Debería bañarlos, che!
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